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Foto de Concurso Leer a Martí. Edición 2001. Abdala

Concurso Leer a Martí. Edición 2001. Abdala

22/4/2021
Por: Jessica Álvarez Bellas, Biblioteca Nacional José Martí

Nos gustaría mucho que lean este cuento escrito por un niño de 12 años, se encontraba en 6º grado y fue ganador en el Concurso Leer a Martí del año 2001, provincia Matanzas. Es un bonito relato.

Con el valor de Abdala

Por Istel E. Estrada Acosta

Yo no sé por qué a mí me gusta tanto el poema ´´Abdala´´ que escribió José Martí.

Antes, cuando yo era pequeño, me podía pasar horas enteras oyendo a mi abuela leerme los cuentos que aparecen en La Edad de Oro: ´´Meñique´´, ´´Nene traviesa´´, ´´Bebé y el señor Don Pomposo´´, y los demás, pero cuando leí ´´Abdala´´ me quedé impresionado.

No sé si es su juventud, su valor, su amor a la patria o su espíritu de sacrificio los que me conmovieron, pero se convirtió en mi obra favorita. Una y otra vez vuelvo a ella y descubro siempre algo nuevo, en lo que no había reparado antes. 

Ahora, la tengo otra vez ante mí y me parece recordar una escena parecida, pero no se desarrolla en Nubia, sino en la sala de nuestra propia casa y no es el príncipe Abdala el que habla, sino mi hermano mayor, con su uniforme verde olivo, que trata de razonar con mi madre:

-mamá, parece mentira que te comportes así, tú siempre has sido una mujer valiente y revolucionaria

Mi madre, llorosa, le respondía:

-es verdad que soy revolucionaria, siempre lo he demostrado, pero ahora se trata de mi propio hijo

-pero mamá, comprende, adonde yo voy a luchar también hay hijos y madres que padecen el dolor más grande, no sólo hambre y humillaciones, sino lo que es más doloroso: la falta de libertad, que es peor que la propia muerte

- ¿y vas a pasar trabajos, a arriesgar tu preciosa vida en un país extraño, mientras deja a tu pobre madre sufriendo por ti?

-mamá, tu actitud me hace más penosa que la partida, pero tú misma me enseñaste que Martí dijo que el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber

-pero, hijo, comprende, si fuera por tu patria sería distinto, peor vas a otro país

- ¿a otro país dices? ¿y acaso la patria no es la humanidad? ¿y los que habiendo nacido en otros países han venido a dar su vida por Cuba? ¿te olvidas de Máximo Gómez, del Che y de tantos otros?

Mi madre, alterada, suplicaba y lloraba, pero mi hermano se mantenía firme. Se veía que sufría, pero que su decisión ya estaba tomada

A mí me resultaba tan doloroso que él se fuera tan lejos a luchar por la libertad y me daba más pena con mi madre, pero a la vez, ¡qué orgulloso me sentía de mi hermano!

Mi madre poco a poco se serenaba al escuchar las razones de su hijo, pero intentó su última súplica:

-hijo, ¡por favor! Y si mueres lejos de mí ¿quién me recompensará el dolor de haberte perdido?

-madre, te quiero mucho y tú lo sabes, siempre te lo he demostrado, pero voy a cumplir con mi deber. ¿acaso tú misma no me reprocharías si yo tuviera una actitud cobarde? Por ti y por todas las madres del mundo: ´´morir por la patria es vivir´´. 

Recogió el maletín, besó a mi madre y se fue cerrando la puerta y desapareció

Ahora cuando leo ´´Abdala´´ no es lo mismo que antes; pienso en mi hermano y en cuánto valor demostró, no sólo para ir a luchar por la libertad y la independencia de otro país, sino para dejar a mi madre llorando y no dejarse convencer por sus súplicas llenas de preocupación y amor maternal

Desde ese día el poema de Martí me resultó más cercano, más comprensible

Claro, que ya no son los tiempos del príncipe Abdala, ni la época en que el joven Martí escribiera el poema, sin embargo, el enemigo de los pueblos sigue acechando y amenazando con su afán de dominar al mundo… pero no lo logrará, porque siempre habrá Abdalas: Cuba lo ha demostrado.