Noticias

Buscar noticia

Mes
Año
Término de búsqueda

Foto de 120 Aniversario BNCJM- De la historia contada por las revistas cubanas de los sesenta. Recuerdos de Girón: “Creyó que con la sábana blanca no le dispararían”

120 Aniversario BNCJM- De la historia contada por las revistas cubanas de los sesenta. Recuerdos de Girón: “Creyó que con la sábana blanca no le dispararían”

17/4/2021
Por: Vilma N. Ponce Suárez, Biblioteca Nacional José Martí

La imagen de una mujer muerta, envuelta en una sábana blanca, estremece. El impacto es mayor al leer el pie de la fotografía: “La madre de Cruz creyó que con la sábana no le dispararían”. Ingenuidad y desesperación se mezclaron en el camión de volteo que trasladaba a un grupo de campesinos del caserío Soplillar cuando aquel avión B-26 disparó sus ráfagas contra ellos. Esta y otras historias fueron relatadas en el reportaje “Girón: en busca del tiempo pasado”, realizado por el periodista y escritor Norberto Fuentes y el fotógrafo Ernesto Fernández para el número de abril de 1965 de la revista “Cuba”1. Como fotorreportero del periódico “Revolución” Ernesto había permanecido en la Ciénaga de Zapata durante los días que se desarrolló la invasión mercenaria hasta su derrota el 19 de abril de 1961. Cuatro años después regresó a ese lugar en busca de los campesinos y milicianos que aparecían en sus fotografías. Cruz Rodríguez tenía ahora 15 años y tres cicatrices de las heridas que le causara aquella metralla. Había saltado del camión a tiempo, impelido por el grito de su padre para que huyeran hacia la maleza. 

La triste historia de esta familia había sido relatada por César Leante en su reportaje titulado “¡Muerte al invasor!”, publicado en la edición de mayo de 1961 de “Lunes de Revolución”. En el hospital de Jagüey Grande, mientras le curaban las heridas del brazo y la cadera, Cruz le relató al periodista: “Volvimos al camión y allí estaba mamá muerta. Ella creía que con la sábana alrededor no le iban a tirar, pero así fue un blanco perfecto”. El piloto de la aeronave enemiga no detuvo su descarga mortífera al ver en aquel pequeño camión descubierto a niños y mujeres. En la funeraria, el periodista pudo hablar con Liborio Rodríguez, el padre de Cruz, quien le ofreció más detalles de cómo fueron los hechos. En Pálpite habían visto el avión, pero se confiaron, porque tenía pintada la bandera cubana. Y agregó: “(…) nos pasó por encima y el piloto nos saludó. Volaba tan bajo como una palma. Luego el avión viró, se vino en picada sobre nosotros y comenzó a ametrallarnos. Nos tiramos del camión y nos metimos en el monte, a los lados de la carretera. Pero el avión volvió a virar y nos siguió tirando. Nos dio varias pasadas. Aquello fue espantoso. Después dejó caer una bomba de 500 libras en la carretera y empezó a ametrallar a los milicianos”.2  

En 1965, cuando Ernesto Fernández volvió a Playa Girón, además de Norberto Fuentes lo acompañó el poeta y cineasta Víctor Casaus, quien tenía el propósito de preparar un documental sobre esos acontecimientos. Acerca de esa experiencia, el fotógrafo nos relató en una entrevista: “El film se perdió, porque en la recreación de los hechos había un muchacho que dijo malas palabras, al negarse a que yo lo cargara para salvarlo. Me decía que me iban a matar. Yo le había practicado un torniquete en la pierna herida. Me tiré del camión y lo recogí, y dije: - ¡este tipo está loco! Cuando lo buscamos para hacer el documental, el muchacho decía que a él no le habían tirado fotos, pero cuando se la enseñé, empezó a llorar, y me decía: ¡Tú fuiste el que me salvó la vida!”.3  

Los sucesos relatados por Ernesto Fernández, de los cuales quedaron sus fotografías como testigos documentales, fueron recogidos en el libro “Girón en la memoria”, de Víctor Casaus. La obra recibió la primera mención del género testimonio en el Concurso Casa de las Américas, 1970. La misma imagen de la madre de Cruz muerta aparece en este texto. A manera de flashazos están los recuerdos del fotógrafo de aquel doloroso momento. 

En la funeraria, junto a Liborio Rodríguez, estuvieron dos de sus hijos, un varón, que también resultó herido ese día, y su hermanita de 13 años que lloraba ante la pérdida de su mamá. La niña se llamaba Nemesia, y sobre ella el Indio Naborí escribiría después su hermoso poema “Elegía de los zapaticos blancos”. 

1  Fuentes, N.: “Girón: en busca del tiempo pasado”, Cuba, 36: 4-11; abril de 1965. 

2  Leante, C.: “Muerte al invasor”, Lunes de Revolución, 104-105: 7; mayo de 1961.

3 Fernández, E.: Entrevista concedida a Hilda Pérez Sousa y Vilma N. Ponce Suárez. La Habana, 4 de agosto del 2017.