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Foto de Concurso Leer a Martí. Edición 2001. Un cuento

Concurso Leer a Martí. Edición 2001. Un cuento

17/4/2021
Por: Jessica Álvarez Bellas, Biblioteca Nacional José Martí

Este cuento escrito por una niña de 11 años y 6º grado que fue ganadora en el Concurso Leer a Martí del año 2001, provincia Holguín es de muy fácil lectura por su belleza, les recomiendo lo lean. 

Un cuento maravilloso

Por Indira Estrabao Vigo

Todas las noches antes de dormir, leo uno de los maravillosos cuentos que aparecen en el libro La Edad de Oro, escritos por José Martí para los niños de América. Justamente la noche en que terminé de leer el último cuento, ocurrió algo extraordinario: soñé con aquel que escribió para mí.

Tuve el privilegio de ver al maestro con su traje oscuro, su mirada serena, de mediana estatura y, sin embargo, tan grande ante mis ojos que llenaba todo el espacio; yo lo miraba con inmenso placer y agradecí que viniera a mí para conocerlo personalmente. Le hice cuantas preguntas se me ocurrieron y él las respondió sin inconvenientes. Su voz era clara y tranquila, era como siempre la había soñado. Me dio muchos consejos para la vida: que siempre siguiera mis ideales, que fuera estudiosa y que leyera muchos libros para ampliar mis conocimientos. Aunque mi asombro era grandísimo, no podía quedarme callada, así que le comenté como era Cuba en la actualidad, que todos sus sueños se habían hecho realidad, pues Cuba era libre, y cada pionero cubano al hacer algo bueno y se acordaba de él y tenía presente sus enseñanzas. Al despedirse dijo algo muy lindo y que nunca olvidaré: ´´En tus sueños todo puede ser realidad´´.

De pronto me vi como la protagonista de las obras leídas que más me habían cautivado, pues en una ocasión estaba con el sombrero de plumas de Pilar y jugaba con el aro, el balde y la paleta en una hermosa playa, mientras mi madre, orgullosa, me observaba debajo de una sombrilla. Yo estaba muy alegre disfrutando de este momento, pero cuando vi a la señora pobre con su niña enferma en brazos me dio mucha tristeza, pues todavía en el mundo existen desigualdades, y como hizo Pilar en ese poema tan hermoso, le di mis zapaticos de rosa y mi madre le dio su manta y su anillo. Ahora me sentía la niña más feliz del mundo y mi madre, más orgullosa de mí

Delante de mí se sucedían varias escenas en las que aparecían otros personajes como Meñique, que a cada paso hacía preguntas y más preguntas y el gigante con obediencia las respondía sin vacilar; Bebé, ese niño magnífico de 5 años y su primito Raúl que tenía en sus manos el sable dorado que le había dado Bebé; y Nene traviesa con su padre de la mano, jugando y divirtiéndose, y hasta me deleité con aquel libro enorme que causó el enfado del padre de Nene. Al pasar me saludaban pronunciando mi nombre y era como si siempre me hubieran conocido

Pero, alguien faltaba por saludarme, eran Piedad y su muñeca negra. Fue entonces que me di cuenta de que en vez de tener mi pelo lacio y castaño tenía rizos rubios y que en vez de tener mi pijama estaba con el vestidito nuevo, el vestidito nuevo color de perla, y la cinta lila que Piedad se estrenó el día de su cumpleaños. Yo era Piedad y a mi lado estaba Leonor, su muñeca negra, que ya estaba fea de tantos besos, y que no tenía pelos porque la habían peinado mucho. A mi otro lado estaba la muñeca de seda y porcelana que le había regalado el padre a Piedad. En esos momentos sentí su mirada fría, mientras que los ojos de Leonor demostraban ternura y amor. Por eso supe por qué Piedad no cambiaría su muñeca negra por el juguete más costoso del mundo

Al despertar me percaté que la última escena sólo era sueño en parte, porque, aunque soy una pionera cubana del año 2001, a mi lado se encontraba mi muñeca más preciada, mi muñeca negra, que también fue de mi madre, de mi abuela, de mi bisabuela, y quién sabe si pudo ser de Piedad. Ahora comprendía lo que me había dicho Martí

Ese día fue muy feliz para mí, pensé que Martí también soñó y por eso escribió, sobre todo lo que hoy es realidad. También ese día supe que yo no había sido la única en viajar en ese sueño, pues en el corazón de cada niño existen un Meñique, un Bebé, una Nene traviesa, una Piedad y una muñeca negra.