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Foto de El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra.

El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra.

29/9/2020
Por: Olga Vega García, Biblioteca Nacional José Martí

La excelencia de este libro está avalada por criterios de investigadores, bibliógrafos y anticuarios de todo el mundo. A partir de él se han hecho ediciones facsimilares y muchos sitios brindan en Internet amplísima información sobre la obra elegida. Por ello el propósito de esta reedición de Tesoros es dar a conocer a los lectores cubanos y extranjeros que existe un ejemplar en Cuba, en la BNCJM,  el cual ha sido motivo de admiración cuando excepcionalmente ha sido expuesto al público.

En materia de Quijotes nunca debe faltar el libro del que el reconocido Antonio Palau y Dulcet reafirma que se trata de una “...Magnifica edición y superior en belleza artística a todas las que hasta entonces se habían hecho en España y en el extranjero”. Así que su original ha de ser disfrutado por los que reciben siglos después y de manera integral los múltiples aspectos que componen una obra maestra: textos, grabados encuadernación y tipo de papel. 

Publicada por la Real Academia Española aparece en 1780 este libro en cuatro volúmenes, que cuenta con el concurso de un magnífico impresor: Joaquín de Ibarra y Marín (nacido en Zaragoza en 1725 y fallecido en Madrid en 1785), Impresor de Cámara en 1776 y de la Real Academia Española en 1779, el cual, por la calidad de sus producciones y sus innovaciones al arte de la imprenta (uso de tintas, tipos de letras y exquisita corrección tipográfica), se convirtió en uno de los más importantes impresores de todo el siglo en Europa.

El Ingenioso hidalgo don Quixote de la Mancha. Nueva edición corregida por la Real Academia Española, 4 v. : il.; 30,5 cm. En Madrid: por don Joaquin Ibarra, 1780.

Incluye: Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, y Análisis del Quixote de Vicente de los Ríos, que ampliaban información recopilada hasta ese momento y un abundante y precioso conjunto de materiales gráficos. 

Lamentablemente, carece del mapa plegable hecho por Tomás López, Geógrafo del Rey, lo que resulta perfectamente habitual en obras ilustradas que se facilitaban en entregas. 

Para el texto se siguió el de la segunda edición de Juan de la Cuesta, 1605, cotejándola con otras y modificando algún pasaje.

   Aparece a inicios del libro un bellísimo retrato grabado de Cervantes. Incluye cuatro frontispicios correspondientes a  cada tomo (dos se repiten, el que da inicio al artículo y este). 

Está adornada con una treintena de láminas, muy bien elaboradas, dibujadas por verdaderos artistas encabezados por Don Antonio Carnicero (1748-1814) y José del Castillo (1737-1793). Los grabadores fueron Selma, Muntaner, Brieva, Moreno Tejada, Fabregat, Palomino, Ballester y Carmona, las que constituyen un verdadero deleite y motivan evidentemente a la lectura del texto que acompañan. 

Su vigencia va más allá del tiempo y el espacio; y a diferencia de otros libros ilustrados de la época, que se apropian de materiales gráficos de forma indiscriminada, estos recrean la realidad española, su geografía, flora y fauna, e idiosincrasia de los habitantes. Cada clase social se presenta con todo lujo de detalles acompañantes, como instrumentos musicales, ropaje, mobiliario… lo que la convierte en una insuperable fuente de información sobre la España de la decimoctava centuria.

  El grabado de un Quijote “loco”, rodeado de sus libros, es una obra de arte; igual que el enfrentamiento al león. Ambos son sencillamente bellos. La minuciosidad con la que aparecen plasmadas las escenas es increíble, manteniéndose la uniformidad de las láminas a pesar de estar hechas por diferentes dibujantes y grabadores. 

   Resulta incuestionable la calidad de las viñetas, orlas y demás ornamentos que embellecían las hojas para complementar los demás materiales gráficos.

El empleo de preciosas letras capitales permite disponer de un conjunto de ellas, dignas en verdad de ser reutilizadas en otras ediciones actuales.   

   El ejemplar tiene encuadernación en piel, de época, algo deteriorada, con guardas en papel marmolado. El papel de las hojas, elaborado a partir de fibras textiles, tiene mucho cuerpo, lo que viene avalado por el hecho de que fue elaborado especialmente en Cataluña para obtener la calidad deseada.

De nuevo se puede destacar el hecho de que en los acervos de la Biblioteca Nacional de Cuba se cuenta con una verdadera joya bibliográfica por cuanto se trata de una edición del período de la imprenta manual, en la que no siempre los libros ilustrados contaban con un nivel de completamiento aceptable ya que se empleaban sus láminas, mapas y hasta hojas de texto para ser enmarcados privando al lector actual de toda la riqueza que contó el conjunto de cuatro volúmenes de la inmortal edición académica. 


Foto de El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra. El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra.
Foto de El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra. El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra.
Foto de El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra. El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra.
Foto de El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra. El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra.
Foto de El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra. El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra.
Foto de El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra. El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra.
Foto de El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra. El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra.
Foto de El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra. El incomparable Ingenioso hidalgo Don Quijote de Joaquín Ibarra.
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