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Foto de El Argonauticon americanorum, una joya  en pequeño formato.

El Argonauticon americanorum, una joya en pequeño formato.

28/9/2020
Por: Olga Vega García, Biblioteca Nacional José Martí

En el año 2011 se publico en el No. 283 de Tesoros de Librínsula:  Una América en pequeño formato:  el Argonauticon Americanorum. 

En el Argonauticon americanorum se pone de manifiesto una de las características del libro en esa centuria: la creciente frecuencia de volúmenes en formato muy pequeño que constituyen el antecedente de lo que se denominó dos siglos después el libro de bolsillo; liviano, fácil de transportar, de manipular y de ocultar en caso de los censores impertinentes, tan frecuentes en aquel entonces.

El valor de este librillo no reside solamente en su tamaño, sino también en su rareza bibliográfica, dada su antigüedad y escasez en el mercado, así como por la presencia de dos curiosos materiales ilustrativos: un frontis alegórico y un mapa calcográfico de América en unas dimensiones que llaman la atención, pues aunque caben en una mano resultan perfectamente legibles para cualquier persona interesada en su consulta.

Titulado Tabula in Argionauticon Victoriae, sin firma de grabador ni cartógrafo, en él puede apreciarse la Isla de Cuba, una Española desmesuradamente grande a su derecha y San Juan (Puerto Rico).  La Ciudad de México aparece marcada con un minúsculo icono que representa a la capital del Virreinato de la Nueva España; Lima se señala de igual modo. La parte norte del continente americano aparece tronchada, ya que se corresponde con el desarrollo de las exploraciones llevadas a cabo en esos territorios, y la sur, aunque distorsionada, se asemeja más a la realidad.  El material cartográfico se extiende al Océano Pacífico, representándose el Japón, las Filipinas, la Nueva Guinea y las Islas Salomón, y por el Atlántico: Inglaterra, España y una zona del Occidente de África.

Detalles como relieve, hidrografía y hasta las minas del Potosí enriquecen el mapa, en el cual curiosamente no se añaden los monstruos marinos que aparecen en otros de sus contemporáneos. Con texto en latín, el hecho de mantenerse inserto dentro del volumen ya es un logro, toda vez que con frecuencia se zafaban los mapas y planos para ser utilizados por separado, con la consecuente mutilación del original.

Joannis Biselii e’ societate Jesu Argonauticon Americanorum, sive historiae periculorum Petri de Victoria ac sociorum eius: Libri XV. -- Monachii: Formis Lucæ Straubii: Sumptibus Ioannis VVagneri Bibliopolæ, 1647. -- [20], 480, [12] p.: il. ; 14 cm.

En algunas fuentes aparece entrado por el español Pedro Gobeo de Victoria (1560-1630) y se consigna al jesuita alemán Johannes Bissel o Bisselius (1601-1682) como su traductor al latín, aunque si bien su contenido versa sobre el naufragio y estancia en tierras americanas del sevillano Victoria –que se unió a los jesuitas en Lima–, fue reelaborada sobre la base de la edición alemana de 1622,  realizada a partir de la castellana, impresa por Clemente Hidalgo en 1610 y titulada Naufragio y peregrinación de Pedro Goveo de Victoria, natural de Sevilla, escrito por él mismo, con lo que cobra un carácter de originalidad que aumenta su valor.

Contiene información sobre la actividad de la Orden en el continente americano, en especial en la Amazonia y como es común en estas publicaciones, se describen las costumbres de sus pueblos y se brindan descripciones sobre expediciones llevadas a cabo y la  historia natural  de los territorios incluidos. 

Posee frontispicio calcográfico firmado por el grabador Wolfg[ang] Kiliam (1581-1662) y una portada con grabado xilográfico que muy probablemente sea la marca tipográfica del impresor Lukas Straub (fl. 1645-1692). Fue editada por el también librero Johann Wagner (fl. 1645-1680).

El frontis, que puede apreciarse al inicio del artículo, recoge aspectos contenidos en el libro, como el retrato ideal del protagonista, veleros, flora y fauna, o sea los motivos típicos que solían componer esas especies de dobles portadas ilustradas, tan bellas y a la vez tan propensas a perderse con el transcurso del tiempo y la constante manipulación. 

Se insertan letras capitales en el texto cuyo  tamaño oscila por lo general entre 1 y 2 mm., combinándose con otras un poco mayores y con cursivas, de acuerdo a la práctica seguida a partir del siglo XVI por el genial Aldo Manucio (1449?-1515) y otros tipógrafos destacados, en particular por los miembros de la dinastía de los Elzevir, considerados los impresores-editores por excelencia por popularizar las ediciones en pequeño tamaño, el denominado también “formato diamante”, con un nuevo tipo de letra que hasta entonces no se había utilizado y que se le conoció como “tipo elzeviriano”.

Todo ello motivó el consiguiente incremento del comercio del libro al tener un éste un precio menor y poder atravesar fácilmente las fronteras desde países en los que imperaba el protestantismo (Holanda y Alemania fundamentalmente) hacia los católicos, recelosos de todo lo que se producía fuera de sus fronteras y sometiendo los impresos  a la vista de los censores, eclesiásticos o gubernamentales. 

Tiene exlibris de Néstor Ponce de León adherido a la guarda. Como ya se ha expuesto en otros “Tesoros”, esta personalidad fue uno de los coleccionistas más destacados en Cuba durante el siglo XIX y gracias a él la BNCJM cuenta con valiosos impresos y manuscritos que enriquecen su acervo de carácter patrimonial.

Néstor Ponce de León, detalle de foto original (Fototeca de la BNCJM). 

Restaurado en el Departamento de Conservación de nuestra institución, la encuadernación es moderna, en piel negra, con cantos en dorado; el papel  posee algunos faltantes por picaduras de insectos y el cortado de los márgenes hecho en anteriores reparaciones. 

He aquí pues un fiel representante del libro que sentó pautas durante la decimoséptima centuria, semejante a un juguete si se compara con los enormes infolios de siglos anteriores. Calificado por Jacques-Charles Brunet como “buscado en Francia”,  y ya raro hoy en día, tal y como se ha verificado en pesquisas hechas en bases de datos de otras bibliotecas y librerías de anticuarios, merece su inclusión en “Tesoros” como otro testimonio más de lo importante que resulta detectar en una colección el ejemplar precioso que debe ser divulgado en el sitio web de la institución o seleccionado al planificar exposiciones con el objetivo de  mostrar al público sus joyas bibliográficas.




Foto de El Argonauticon americanorum, una joya en pequeño formato. El Argonauticon americanorum, una joya en pequeño formato.
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