Noticias

Buscar noticia

Mes
Año
Término de búsqueda

Foto de Imaginario socialista en Cuba.Noticia sobre la Teoría societaria de Carlos Fourier en el Faro Industrial de La Habana, 1842

Imaginario socialista en Cuba.Noticia sobre la Teoría societaria de Carlos Fourier en el Faro Industrial de La Habana, 1842

3/8/2020
Por: Jorge Luis Montesino Grandías, Biblioteca Nacional José Martí

Las diversas corrientes ideológicas –reformismo, anexionismo, independentismo, autonomismo– que atravesaron la sociedad cubana del siglo XIX han sido investigadas y exhibidas en profusos títulos de autores cubanos y foráneos, no ocurriendo así con las ideas socialistas. El análisis de nuevas fuentes, biografías y gestiones formales e informales apenas aludidos o insuficientemente examinados en el proceso histórico de esta doctrina en Cuba, debe contribuir a la renovación de su narrativa cultural, a la historia política, bibliográfica y a sus imaginarios. De igual forma, complementaría el mapa ideológico de la nación.   

La génesis de la ideología socialista en Cuba está sujeta a un plan de arqueología lexicográfica y bibliográfica por renovar. A grandes rasgos, y apenas introduciendo el tema como una maniobra de dicho propósito, en Cuba la palabra ′socialistas′ parece adelantada en el uso respecto a ′socialismo′ según consta en un discurso pronunciado por Antonio Bachiller y Morales en el Aula Magna del Colegio San Carlos al inaugurar la cátedra de Economía Política el 17 de septiembre del 1841. En aquel tiempo, ambas expresiones estaban cargadas de connotaciones económicas, políticas y sociales fuertes en Europa y Estados Unidos. 

En un punto geográfico intermedio entre una y la otra orilla del Océano Atlántico, la isla de Cuba fue destino y tránsito de intelectuales y propagandistas europeos y americanos desde los años 1820. De igual forma, muchos criollos debieron viajar, a causa de motivos políticos o intereses profesionales, familiares y personales, hacia las grandes urbes del viejo continente y de América, donde residieron, estudiaron, enfrentaron nuevas producciones editoriales y desplegaron una labor intelectual y/o conspirativa a través de movimientos insurreccionales, la imprenta y la prensa, o convocados a participar en las constituyentes españolas. Todo ello, enriqueciendo y complejizando el pensamiento en interacción con una sociedad esclavista en la era de las revoluciones y la república. Múltiples ideas sobre lo social, la sociedad en general y la pertinencia de un método –teoría científica y política– de estudio para comprenderlas y aplicarlas, adquirieron estatus superior de problema académico y administrativo local y extraterritorial desde entonces, pero con mayor fuerza a partir de la década de 1830. Dentro de este marco, la prensa cubana –de espíritu liberal, es decir, cosmopolita– fue portadora de las nuevas ideas estéticas, artísticas, sociales y económicas que surcaron el océano. Menciono: El Álbum, La Cartera Cubana, La Siempreviva, El Plantel, El Correo de Trinidad, Faro Industrial de La Habana, etc. Entre la prensa española: El Correo Nacional, Fray Gerundio y El Porvenir, por solo mencionar algunos. Los tres tuvieron lectores en la mayor de las Antillas. Del segundo y el tercero se conservan ejemplares en la Sala Cubana de la Biblioteca Nacional José Martí. En varias ocasiones, Fray Gerundio fue censurado y confiscado por los representantes del poder colonial en Cuba, mientras al último de ellos se le considera el primer rotativo anarquista en Europa.

En esta primera entrega pongo a disposición del lector lo que a todas luces es una nota enviada por el corresponsal en la ciudad española de Madrid, para el Faro Industrial de La Habana. El reportero destaca algunos de los aspectos esenciales de la teoría societaria –término que integró la familia ideológica del socialismo en la primera mitad del siglo XX− de Carlos Fourier. De igual forma, la noticia presenta ligeros comentarios sobre el libro Teoría societaria de Carlos Fourier, escrito por Abel Transon (ex-sansimoniano), y traducido por el español Pedro Luis Huarte. El comentario finaliza mencionando la inclusión de una biografía escrita por Faustino Alonso, un retrato de Fourier y el plano de su falansterio. Este consistía en facultar una comunidad agrícola de producción, consumo y residencia, base de su sistema social igualitario.  

Vale mencionar el espíritu cosmopolita y la actualidad de la política editorial e informativa del Faro Industrial…, por lo cual fue varias veces censurado. Desde sus páginas, casi a la par de como sucedía en la prensa española, se difundió el sistema social de Fourier y su Teoría societaria…., lo cual sucedió ya en la edición del 15 de junio de 1842. En España, dos días antes, es decir, el día 13 de igual mes, El Correo Nacional de Andrés Borrego puso a circular una reseña sobre el mismo libro. Si cotejando la nota escrita por este último con la publicada el 20 de agosto en el rotativo habanero, pero enviada desde Madrid el 27 de junio, confirmaríamos lo anterior. Aquí aparece tal cual fue impresa en el mes de agosto de aquel año.  

Estas líneas contribuyen a la extensión bibliográfica y de los límites temporales y conceptuales de las ideas socialistas en Cuba, además, a la circulación del patrimonio documental conservado en los fondos hemerográficos de la Biblioteca Nacional José Martí. 

TEORIA SOCIETARIA DE CARLOS FOURIER.  

Exposición sucinta por Abel Transon,   traducida del francés al castellano por D. P. L. de Huarte.  

   Fourier es indudablemente uno de los genios más privilegiados que han existido. Dotado de una gran fuerza de criterio y sublime justificación de espíritu, e impulsado por una gran bondad de carácter, cualidad inherente a los grandes hombres, aunque por falta de elementos no siempre desenvuelta, Fourier, profundamente afectable sin duda, sintiendo las incompatibilidades que existen entre la naturaleza y nuestra sociedad, concibió el proyecto de una absolutamente adaptada a las exigencias de nuestro ser. Todas sus ideas fueron propias de un gran filósofo: la felicidad universal fue su lema: la conformidad y coincidencia de los intereses individuales con los colectivos, su fórmula societaria; en la satisfacción de las fuerzas atractivas vio el único logro de su fin; eligió en consecuencia por enemigos que vencer a la incoherencia industrial y a la división del hombre en familias.

   Véase, pues, si es laudable y digno de elogiar el señor Huarte, que ha querido dar a conocer en España a este filósofo, si bien es verdad que ya han escrito sobre esta materia algunas otras personas, entre ellas, y con gran tino y brillantez, el señor don Nicomedes Pastor Díaz.

   Por su parte, la exposición de Abel Francon (sic) es demasiado sucinta, hasta el punto de rayar en ininteligibles, y aun en extravagante para los que careciendo de un aguzado ingenio y buen talento, lean aquello que sin precedente alguno dice el expositor “de brújula social permanente, en cuanto que el aguijón de la atracción nos estimula continuamente y por impulsos tan invariables en todo tiempo y lugar, como las luces de la razón son variables y engañosas.”

    Lo mismo con aquello de “recompensa colectiva de los globos dóciles, etc.

   Cuanto más grande son las cosas que me dicen, más ridículas son si se dicen mal; y que estas son grandes bien se conoce, más cando a pocas líneas (sic) debajo de las citadas leemos entre uno de esos problemas que Fourier resolvió en su sistema el de “Unidad interna ó paz del hombre consigo mismo.”

   El libro que nos ocupa contiene además de esta exposición, la biografía de Fourier escrita por don Faustino Alonso, con bastante acierto, el retrato en perfil de Carlos Fourier y el plano de un falansterio ó palacio en que según este filósofo, debería habitar una falange industrial de dos mil almas y mil forasteros.

   La traducción hecha por señor de Huarte es buena.  

   Recomendamos encarecidamente a nuestros lectores esta órbita. 








Foto de Carlos Fourier Carlos Fourier
Foto de Plano del Falansterio o Palacio de Carlos Fourier formados por grupos de 1. 620 personas Plano del Falansterio o Palacio de Carlos Fourier formados por grupos de 1. 620 personas
Foto de Cabezal del periódico Faro Industrial de La Habana (1841-1851) Cabezal del periódico Faro Industrial de La Habana (1841-1851)