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Foto de Correo desde la Isla de la Dignidad. Hart en la Historia. IX.II La Reforma General de la Enseñanza y la Nueva Política Educacional puesta en práctica. Concreción de su ideario educativo en el “Mensaje Educacional al pueblo de Cuba”.

Correo desde la Isla de la Dignidad. Hart en la Historia. IX.II La Reforma General de la Enseñanza y la Nueva Política Educacional puesta en práctica. Concreción de su ideario educativo en el “Mensaje Educacional al pueblo de Cuba”.

17/7/2020
Por: Eloisa M. Carreras Varona , Biblioteca Nacional José Martí

Por más de cincuenta años, el Dr. Hart consagró su febril existencia a la defensa de las ideas cubanas con intensa pasión revolucionaria, en las diversas circunstancias históricas que le tocó vivir; él dedicó cada instante de su existencia a luchar con lealtad y consagración a la causa de la libertad junto a nuestro pueblo y contribuyó también, al rescate de la memoria histórica, recreándola teóricamente, porque siempre fue un soldado de la intelectualidad cubana, dispuesto a la búsqueda y el enriquecimiento constructivo de ese pensamiento. Las figuras y los hechos relevantes de nuestra historia y la cosmovisión que él nos ofrece, aparecen en sus reflexiones, interrogaciones y propuestas a lo largo de su obra; en notas, discursos, artículos, folletos, colaboraciones, libros y proyectos, convertidas en una valiosa fuente teórica que fue enriquecida a partir de su propio quehacer.

El contenido y alcance de su pensamiento fue distinguido por el singular vínculo que estableció entre filosofía, política, ética, educación, cultura y ciencia, lo cual le ofreció a sus ideas una fuerza y originalidad inagotables y, le permitió asimismo, realizar decisivos aportes y contribuciones a las exigencias de la nación. Para comprender como pudo llegar a estas esencias, es imprescindible recorrer la larga evolución del pensamiento filosófico, político y pedagógico de más de dos siglos de historia que, desde José Agustín Caballero, Félix Varela, José de la Luz y Caballero, y José Martí, entre otros, han conducido a las ideas que expresaron de modo ejemplar el carácter singular del proceso revolucionario cubano y su vocación profundamente latinoamericana y universal. 

En el caso de Hart, toda la experiencia que atesoró, forma parte de la fuente filosófica, teórica y política que se debe investigar para conocer más profundamente la historia y el devenir de las luchas de nuestro pueblo por su liberación, algunas de las particularidades del pensamiento cubano y la singularidad del proceso de emancipación en nuestra Isla a partir de 1952. 

Es conocido que estamos en presencia de un abogado de profesión, que entregó su vida a la política desde que se integró al combate contra la tiranía en la primera fila insurreccional inmediatamente después del golpe de Estado de marzo de 1952 y, también es cierto que no es un filósofo profesional al modo clásico occidental, por cuanto no existe una obra suya sistematizada a la manera de los tratados filosóficos tradicionales, no creó un sistema filosófico propio y no estudió ordenada y metodológicamente la filosofía; pero Hart sí es un pensador auténtico desde lo nuestro cubano, caribeño y latinoamericano, porque expuso sus ideas, pensamientos y conceptualizaciones en un discurso reflexivo y transformador, que nos permite una mejor comprensión del pensamiento filosófico cubano, desde una perspectiva que va de lo nuestro nacional a lo nuestro latinoamericano y caribeño, a lo nuestro universal. 

 Recordemos que nos legó un valioso cuerpo de ideas y una obra avalada por el resultado de sus actos, contentiva de sus preocupaciones y propuestas como sujeto transformador de la realidad, desde una perspectiva propiamente filosófica, que va desde lo ontológico y epistemológico a lo axiológico y sus mediaciones, todo ello a partir de un discurso transdisciplinario, pleno de sensibilidad ecuménica; en cuyo centro está el hombre, su cultura y todo su universo circundante. 

Si estudiamos los textos que escribió entre 1959 y 1965, encontraremos las huellas del pensamiento del cual se nutrió y comprenderemos que sus ideas son hijas legítimas y fieles continuadoras de los presupuestos teóricos y del método de pensar y hacer del pensamiento filosófico, político y pedagógico de más de dos siglos de historia de la tradición electiva cubana, la cual está forjada en el amplio perfil que abarca desde el padre José Agustín Caballero —el iniciador de la Reforma Filosófica en Cuba y fundador de la filosofía electiva— Félix Varela, José de la Luz y Caballero y José Martí. Recordemos lo que en ese sentido afirmó Hart: “Caballero, Varela y Luz sitúan como un aspecto central de su concepción filosófica la práctica de enseñar y elevar espiritualmente al hombre, lo que está a tono con la más rigurosa concepción científica. Por eso al colocar la Educación como epicentro del ideario cubano no lo hacían en el terreno de las especulaciones metafísicas o abstractas, sino que consideraron la Educación como tema central de la práctica; ahí está la riqueza de su pedagogía, piedra angular de la Cultura del país.

Cuando fue nombrado Ministro de Educación solo tenía 28 años de edad y sentía un profundo respeto por la tradición patriótica de los maestros cubanos; pero él provenía de las luchas políticas estudiantiles, del combate contra la dictadura en todos los frentes. Y para poder encarar el enorme desafío educativo que tenía por delante, solicitó la cooperación de los especialistas más prestigiosos y competentes, de los pedagogos y maestros, técnicos y profesionales de la Educación que en nuestro país constituían la vanguardia. Sobre este particular afirmó con orgullo que, desde su función de ministro tuvo el privilegio de convertirse, de hecho, en alumno de los mejores maestros de Cuba. Para él, la Universidad de Oriente se convirtió en el centro más importante del país en relación con estos propósitos, porque desde la época de la clandestinidad, e incluso antes, conocía muy bien a sus alumnos y profesores, pues había mantenido allí magníficos vínculos. La primera tarea que acometió fue llamarlos a su lado para trabajar y, de hecho, el Ministro se colocó bajo sus orientaciones, experiencias, apoyo teórico y profesional. Aquellos calificados profesionales de la Educación constituyeron el núcleo inicial de los expertos que tuvieron la responsabilidad de ayudarlo a forjar: directrices, métodos, objetivos, fines, programas y actividades, así como el proceso general que se emprendió en la verdadera transformación y revolución de la Educación cubana, por eso Hart consideraba que ellos fueron son los verdaderos protagonistas y artífices de la Revolución Educacional que tuvo lugar en el país. Ese fue uno de los principales aspectos que influyó decisivamente en el éxito de su trabajo al frente del Ministerio de Educación. 

En la formación de este hombre de acción y pensamiento está la huella del rico entramado histórico y sociocultural de Cuba en la primera mitad del siglo XX y del entorno familiar donde creció y se educó. Ahí encontramos los componentes esenciales que contribuyeron a la formación de su personalidad. En su formación como revolucionario y en su exquisita sensibilidad está la huella indeleble de Enrique y Marina, sus padres, de los cuales aprendió los estrechos vínculos entre el Derecho y la Moral, principios esenciales que sustentaron su Educación. Ellos fueron, como él afirmó, seres humanos generosos y solidarios que le enseñaron a sus hijos desde el hogar, las razones que inspiraron siempre su actuación en la vida: el amor, la justicia, el derecho y la ética.

Propiamente en el campo de la pedagogía, el ideario de Hart es expresión del ideal histórico del pensamiento educativo patriótico cubano, el cual tuvo su concreción práctica desde el primer año del triunfo de la Revolución en el célebre “Mensaje Educacional al pueblo de Cuba”, ampliamente divulgado por la prensa de la época. 

El Mensaje… es un documento crucial, esencial e indispensable en materia educativa y por su alcance debe ser considerado el instrumento político en el que se encausó la doctrina educacional de esa primera etapa de la Revolución para hacerla realidad tangible. En su texto se describen los principios, la proyección y los ideales en los que se asienta la Nueva Política Educacional Cubana y la Reforma General de la enseñanza. 

Sus páginas muestran la concreción de un Ideal Educativo que parte de un presupuesto ideológico y teórico-metodológico humanista y ético, que viene de una larga historia de lucha y de las ideas de los egregios educadores y filósofos que promovieron la enseñanza fundamentada en la ciencia frente a la escolástica, en los elementos más progresistas de la teoría educativa cubana, latinoamericana y universal; la que finalmente se convirtió en el basamento teórico y el paradigma de las diferentes acciones educacionales que se debían acometer en este país. Por eso se puede afirmar que ese Ideal Educativo encontró asidero, en el pensamiento educativo patriótico cubano desde los tiempos decimonónicos hasta José Martí y en las doctrinas pedagógicas por las que nuestro pueblo luchó por más de dos siglos. Asimismo, está presente en ese Ideal, la influencia de las ideas educacionales y pedagógicas del Apóstol cubano, de una fuerte influjo humanista y democrático, que se sintetiza en su afirmación: Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido, es hacer de cada hombre, resumen del mundo viviente hasta el día en que vive, es ponerlo a nivel de su tiempo para que flote sobre él y no dejarlo debajo de su tiempo con lo que no podría salir a flote, es preparar al hombre para la vida. 

Para probar estas afirmaciones repasemos las líneas introductorias del Mensaje… en el fragmento titulado ,Invocación a ¡Frank País!, en las que el Dr. Hart afirmó: 

Frank, volvemos hoy a Santiago de Cuba en otro 30 de Noviembre. Y esta vez volvemos para reverenciar aquel 30 de Noviembre que quedó fijo y brillante en nuestra historia. Han pasado tres años, y parece una eternidad, porque los años en la historia no tienen almanaque; el tiempo en la vida de los pueblos se mide por los hechos de sus hijos. Y desde aquel día han pasado grandes cosas; jornadas transidas de dolor, y días luminosos de alegrías. Desde aquella madrugada en que nos dijiste que era imposible dedicar dos fusiles al asalto de una estación de radio desde la que deseábamos transmitir al pueblo la grabación que juntos preparamos, ha transcurrido mucho tiempo. ¡Y hace solo tres años! La Cuba que tú soñaste, aquella que llevabas callada en tu hermetismo y que aparecía noble y valerosa en horas de recogimiento y en la intención de tus actos; aquella Cuba que fue naciendo de la indignación y el dolor con que a diario se enfrentaba nuestra generación, aquella Cuba, Frank País, está en marcha y no habrá nada que la detenga ni la desvíe. 

Y no lo habrá, porque está en la tierra entregada a los campesinos, en la riqueza recuperada para el país, en la política saneada, en las escuelas creadas, en la amplia labor hecha. Fuiste tú, Frank País, de los maestros de nuestra generación; fuiste tú de los que dieron la lección de estos últimos años, la hermosa lección de que lo que vale es hacer, construir; de que lo esencial es marchar hacia adelante; de que lo fundamental es crear. 

Fue de ti, Frank País, de quien yo aprendí directamente, con imborrable claridad, con la claridad que da el contacto íntimo con los héroes, esa lección de acción, de creación. Fuiste tú, Frank País, de los que mejor entendieron la hermosa lección de Fidel Castro y de un grupo de valientes, de héroes y de mártires, en aquel amanecer de sangre y de pureza que fuera el 26 de Julio de 1953. 

Hoy estamos aquí para decir lo que hemos hecho y lo que hay que hacer por defender la Escuela, la Escuela que estaba presente en todos tus sentimientos revolucionarios, la Escuela de que tú fuiste maestro, la Escuela que tú sentías aquel día que nos decías cómo te complacía preparar una clase de Historia para desarrollarla con los niños de tu cuarto grado. Esa Escuela que brillaba en tu emoción aquel día que nunca olvidaré, es la Escuela que hoy sentimos, que hoy tratamos de crear y que tenemos en nuestra ilusión cuando venimos a decirle al pueblo, a decirles a los maestros lo que hemos hecho y lo que hay que hacer para situarla donde tú querías. 

Estamos ahora donde podrías haber estado tú. Conservamos los mismos ideales que mantenían nuestra emoción, hace hoy exactamente tres años, cuando juntos esperábamos la madrugada de mañana, aquella madrugada de nuestra aurora. Así queremos honrar a Pepito Tey, a Otto Parellada, a Tony Alomá, que cayeron aquel 30 de Noviembre. Así sentimos el deber de honrar a todos nuestros mártires, de honrarte a ti, Frank País.

Por eso se puede afirmar que en el Mensaje… ya aparece una Filosofía de la Educación definida en sus contornos y detalles, contenido y carácter. Y de igual modo, en el Documento se expresa de forma explícita, las definiciones acerca de “las bases, los métodos, objetivos y fines de la Educación y el modelo de hombre deseado en las nuevas circunstancias históricas”, hasta lograr conquistar toda la justicia. 

El Mensaje… mantiene su vigencia, porque sus principios son dialecticos, no estáticos, ni rígidos y no introducen en una camisa de fuerza al sistema educativo cubano; por el contrario, en el Mensaje… se afirma con claridad la necesidad del permanente y constante perfeccionamiento de la enseñanza, porque allí donde se requiera un cambio, sin demora ni temor alguno, éste debe producirse. 

Por medio del periódico Revolución, el 18 de septiembre de 1959, el pueblo cubano conoció la noticia de que se realizaría el Fórum de la Reforma Integral de la Enseñanza, que fue convocado por el Dr. Hart desde el Ayuntamiento de la ciudad de Santiago de Cuba y, asimismo, se supo también que el Consejo de Ministros había aprobado el Proyecto de la Reforma Integral de la Enseñanza ―proceso de transformación a corto, mediano y largo plazo, acorde con los cambios que el Gobierno de la Revolución realizaba en lo económico, político y social en el país―. En este artículo se describe la naturaleza de la Reforma al detalle y se explica que su aplicación sería la próxima y más importante tarea a ejecutar por el Ministerio de Educación. 

La Reforma Integral de la Enseñanza, tuvo su formulación jurídica en la Ley N° 680 del 23 de diciembre de 1959, que fue publicada el 24 de diciembre de ese año, en la Gaceta Oficial de la República. En ella se exponen las ba¬ses, objetivos y métodos; los cuales son los mismos del nuevo y revolucionario Sistema Nacional de Educación Cubano. Con la Reforma se pudo llevar a cabo la transformación y el reordenamiento legal del sistema educacional tras el triunfo revolucionario.  

El Dr. Hart en un encuentro en el que participó en el Club de Leones de La Habana,  el 17 de marzo de 1959, señaló que desde el Ministerio de Educación se trabajaba para crear una nueva Cuba y de este modo, dar un vuelco a los problemas de la docencia y la Cultura en el país. También explicó que se debía enseñar a las nuevas generaciones a vencer en la batalla por la Cultura general y contra el analfabetismo con el concurso de todos y con la voluntad política que hacía falta; que se tenía que rehabilitar la escuela pública cubana, pero en esa cruzada no podía faltar una Filosofía de la Educación, porque de otro modo no se puede llegar a ninguna conclusión valedera. De igual modo, describió, el calamitoso estado en que se encontraban la Educación y las escuelas rurales, acerca de las cuales dijo, que hasta ese momento las escuelas se habían venido construyendo en nuestro país a lo largo de las carreteras y caminos, para que fuesen vistas por los turistas, además de servir de propaganda electoral; pero que a partir de ese momento la Revolución, le llevaría los pupitres, las aulas y las escuelas a los niños de los lugares más apartados del país, porque sin dudas, son los sitios en los que más se necesita la escuela, para poder erradicar por completo el analfabetismo.

El derecho a  la Educación había sido señalado por Fidel Castro en el documento programático La historia me absolverá, como una de las prioridades del programa del Moncada; ello incluía la Campaña de Alfabetización y la Reforma General de la Enseñanza. Su realización estuvo totalmente a tono con la historia y realidad cubanas, sobre la base de objetivos concretos y realizables, acorde a la idiosincrasia criolla y, por supuesto, en congruencia y armonía con la práctica histórica, social y política del país. Por eso se debe subrayar que con la Reforma de la enseñanza se hicieron realidad los postulados pedagógicos y filosófico-educativos por los que tanto se había luchado desde la época de la colonia. 

La Reforma educativa no fue una Ley más que se impuso sencillamente, porque una Reforma educacional no se puede implantar súbitamente por medio de una ley y de forma arbitraria; su aplicación devino un fructífero proceso de cambios y transformaciones revolucionarias que exigió mucha persuasión, convencimiento, trabajo con los seres humanos, pericia, investigación y experimentación sobre las verdaderas necesidades en las que había que laborar para llevar a cabo el salto que se debía dar en el terreno educativo. En su esencia no fue una simple legislación, porque no fue tampoco un cambio en la técnica jurídica del Ministerio para la docencia nacional, sino que fue una transformación sustancial en la forma de trabajar del maestro, en la organización de los planes de estudios, en el currículum, en los sistemas de enseñanza, en la capacitación de los educadores, etc. El texto de la Ley no es rígido, por el contrario, sus disposiciones transitorias permitieron perfeccionar las medidas que en la práctica no rindieron el resultado deseado.

Asimismo, la Reforma tuvo un carácter orgánico, lo que fue de mucha ayuda en el trabajo que se desarrolló y vino a fortalecer todos los cambios que ya se habían iniciado, porque, de igual modo, en ella se fijaron las bases para la nueva estructura del Ministerio de Educación, de acuerdo con las características de la época y las innovaciones que debían establecerse. A partir de esta Ley también se logró constituir una estructura orientada por los principios de la clara delimitación entre las funciones técnicas y las administrativas. La ley facilitó, también, la estructuración de nuevas formas organizativas más racionales y efectivas, que permitieron un debido encauzamiento de la administración pública, para que la misma fuera más ordenada y eficaz. 

En el texto de la Reforma se describen las bases, objetivos y métodos del nuevo y revolucionario Sistema Nacional de Educación Cubano, en el cual la Reforma se entendió como un proceso permanente y dinámico de cambios cuantitativos y cualitativos en todos los niveles, programas y procedimientos de la enseñanza, porque “una vez que esta comience no debe detenerse jamás.”  La Reforma se basó en la tradición liberadora, democrática, laica y progresista de Cuba, y en ella se dispuso la liquidación del analfabetismo, el aseguramiento de la instrucción primaria, obligatoria y gratuita mediante el necesario aumento del número de aulas y maestros en todo el territorio nacional, así como el desarrollo de la enseñanza tecnológica y especializada de carácter popular, para asegurar el progreso agrario, industrial y económico del país. La Reforma consistió también en que “los estudiantes estudiaran más y los profesores trabajaran más, que existiera más disciplina y que los profesores lograran el respeto de los alumnos”.  Asimismo, la Reforma contiene en su espíritu la tesis de que la enseñanza se encamine hacia la formación integral del estudiante más que a la pura recepción de la información, y también fue decisiva porque los resultados de su aplicación propiciaron la aparición de un nuevo tipo de ciudadano, que fuese capaz de ir más al aprendizaje, a la Educación, para entrar en los valores de la Cultura.    

Mediante la Reforma se logró unificar y reordenar el Sistema Educacional Cubano; es decir, se pudo establecer un sistema de Educación general de características nacionales mediante el cual se comenzó a atender el desarrollo integral de la personalidad del educando, así como a la identificación del mismo con los postulados renovadores y de justicia social de la Revolución; se coordinó adecuadamente la enseñanza desde el grado preescolar al universitario, y se sentaron las bases para una preparación más idónea y progresiva de los maestros. 

Fue una Reforma auténtica, por cuanto propició una verdadera transformación en el terreno educativo. Los cambios que implicó se realizaron tomando en consideración las circunstancias y los problemas que afrontaba el país; pero lo más importante fue que la Reforma satisfizo las necesidades educativas de toda la población cubana. Con ella se puso en práctica los fundamentos de la Educación social, la identificación del maestro con la problemática de la sociedad y la participación de la comunidad en la solución de los problemas docentes.

No se puede olvidar, que el Dr. Hart recordó siempre que la Reforma no fue la obra de un Ministro, ni de un gobernante, ni de un gobierno, sino que fue la obra de los maestros y de los profesores, de todo el magisterio, pero, sobre todo, afirmaba él, la Reforma General de la Enseñanza fue la obra de todo el pueblo cubano, porque este la llevó a la práctica en su actuar cotidiano, en su filosofía y espíritu de trabajo. La Reforma Integral de la Enseñanza trascendió a la vida diaria del pueblo, por eso pudo triunfar.

Gracias a la Revolución, el Ministerio de Educación afrontó con éxito la tarea inicial que le tocó realizar para eliminar todo el andamiaje de una política de privilegios, injusticias e intereses creados por las oligarquías de la seudo-república, y de esta forma devolver la dignidad a cada ciudadano, por medio de la Educación y la Cultura.

El Mensaje… mantiene su vigencia 60 años después; porque cuando nuestro pueblo abrazó la martiana Revolución de FIDEL, en ese abrazo ciñó para sí, la propia idea de Fidel de que ,Sin cultura no hay libertad posible y, desde luego, también asumió la idea martiana ,Ser cultos es el único modo de ser y la noble idea de Hart de que absolutamente en todo están la educación y la cultura, porque donde no están la educación y la cultura, está el camino  a la barbarie.