Guiado inicialmente por el mundo sonoro de la mano de su progenitor, Emiliano Salvador tocó desde pequeño el piano y el acordeón, y ya cuando tenía nueve años integró la Orquesta de Música Popular que dirigía su padre en la zona oriental de Cuba.
En la década de los años sesenta, Emiliano Salvador comenzó a estudiar en la Escuela Nacional de Arte, en La Habana. Tiempo después, formó parte del Grupo de Experimentación Sonora del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, ICAIC, y otras agrupaciones.
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